“Para nosotros, la Colonia Tovar siempre ha representado una burbuja especial, que surge de lo mejor de la combinación de dos culturas tan únicas como la venezolana y la alemana, donde el cordial trato a los visitantes y los paisajes majestuosos forman una parte esencial de ella. La magia estaba presente y era imposible no enamorarse, fue amor a primera vista. 

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La visión de nuestros hijos divirtiéndose en ese ambiente, rodeado de las colinas y de tanto cariño, nos impulsó a cumplir un sueño que había nacido.  Corría el año mil novecientos noventa y siete, cuando conocí al ilustrado Dr. Juan Claudio Cerne Nemet, que en paz descanse, quien era dueño de la Casita del Fondue, unas posadas que en ese momento ya tenían el renombre de ser uno de los mejores sitios para comer y pasar tiempo junto a la familia y amigos. Tuvimos la dicha, mi señora y yo, de entablar una genuina amistad con él y de compartir lindos momentos. 

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Con la formalización de una asociación, después de unas cuantas charlas y cervezas, con el Dr. Claudio en la que participó como cofundador; y con la visión de nuestras esposas, la señora Rosa y mi señora Omaira, comenzamos a expandir en primera estancia la Casita del Fondue, seguidamente de la construcción de un restaurante. El proyecto se iba expandiendo y, por condiciones del momento, el Dr. Claudio dejo la inversión para concentrarse en sus posadas, y nosotros continuamos con nuestros trabajos, cada vez más ambiciosos, y la idea de construir un pequeño pueblo alemán nos entusiasmaba cada día más.  

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Así nació Klein Dorf, nuestro pequeño pueblo alemán, nuestro sueño y proyecto. Buscamos que transmita la misma sensación que nos enamoró a nosotros hace tantos años, que sea un punto de reunión para las familias, que sea lugar de hermosas memorias que nuestros clientes vayan a recordar por siempre. Eso es lo que queremos. Seguimos creciendo, expandiendo nuestras estructuras, y estamos decididos a cumplir nuestra visión”